El viernes al mediodía los niños de mi clase me recibían alborotados: el manzano, nuestro manzano desde tercero, había caído. Era joven pero un hongo lo estaba taladrando desde el interior.
Me quedé sorprendida porque hubo palabras que denotaban mucha tristeza y se derramó hasta alguna lágrima.
A modo de despedida le hicimos las últimas fotos y hablamos de los seres vivos y del ciclo de la vida. Les ayudé a expresar su alegría por haber tenido la oportunidad de ver en nuestro árbol el paso de las estaciones y recordamos los dibujos que habíamos hecho el curso pasado. Una vez más el manzano estuvo en mis clases pero sobre todo me sirvió para constatar la alta calidad humana y sensibilidad de mis alumnos, una lección de vida que no olvidaré. ¡Gracias chicos!
Fue todo un acontecimiento!!!, todo el cole salió ese día hablando del manzano...
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