Recuerdo cuando iba de viaje escolar, de campamento o de convivencia y hablaba con mi familia por teléfono, al preguntarme sobre el tiempo que hacía ponía cara de extrañeza y miraba rápido, rápido hacia el cielo para comprobarlo. No sabía si llovía, estaba nublado, despejado, hacia calor o frío. En mi cabeza sólo estaban las risas de la habitación, los nuevos paisajes que acabada de descubrir, la grandiosidad de los monumentos, la complicidad con los amigos, el chico que me gustaba, las anécdotas del viaje...
¡ Lo importante de la vida !
No había sitio para el si nos mojaremos o no nos mojaremos.
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